"Cualquier acuerdo por la deuda debe implicar un cambio notable en la toma de decisiones políticas y económicas, con la convocatoria a partidos políticos nacionales y gobernadores de provincia y la participación del Congreso Nacional"
Buenos Aires, Junio de 2014
El Gobierno argentino ha tenido una actitud infantil haciendo como que la deuda puesta a consideración de la Suprema Corte de los Estados Unidos no existía, casi llegando a poner al país a punto del default. El grado de irresponsabilidad fue sucesivamente sostenida por los distintos ministros de economía, incluso en presencia del juez Griesa, desestimaban el pago creyendo que luego iban a conseguir que se avalara el recurso interpuesto después de la sentencia. Y con el mismo criterio de la subestimación hacia la deuda del 3% de los acreedores, aceptaron la jurisdicción para litigar con los fondos buitres, llevándonos al colapso.
1. En momentos en que el mundo ofrece enormes potencialidades, no hemos aprovechado ese escenario para tener una política exterior que oriente la inserción internacional de manera multipolar, ni mucho menos la complementación con nuestros socios estratégicos directos como Brasil, o una estrategia común regional.
2. La enumeración de ejemplos de lo errado en muchos temas de la política exterior es abundante: la existencia de una diplomacia paralela para sostener negocios con Venezuela, el acuerdo con Irán, desplantes, agravios y el desaprovechamiento de buenas condiciones de mercado, hicieron perder un lugar de reconocimiento que históricamente había marcado nuestra inserción nacional en el mundo. El desfile permanente ante la Justicia, de altos funcionarios acusados de hechos de corrupción, tampoco han sido neutros para esa consideración, con caída de confianza que se paga en las pérdidas de inversiones y el costo o impacto social sobre los sectores medios y más pobres.
3. Ni siquiera la práctica y la prédica en favor del desendeudamiento ha dado resultados para que la Argentina pudiera enfrentar la situación actual con menor debilidad. Sin duda, también han contribuido a alimentar esta situación las malas decisiones económicas, las mentiras del INDEC, la inflación y pérdida de estabilidad de la moneda, con una caída marcada y sostenida de las reservas. La necesidad de sostener un relato ante la situación económica y la posición de la Presidenta de tener que utilizar las reservas en este contexto de crisis, le han sucedido en un discurso oficialista que no ha hecho más que minar las posibles negociaciones.
4. Ante esto, el Partido GEN y sus Bloques Parlamentarios Nacionales reclaman Diálogo, Acuerdo y Previsibilidad para el presente y para el futuro gobierno: DIALOGO: No se deben fijar posiciones aisladas sin considerar que todas esas cuestiones también deberían ser parte de un cambio importante en el gobierno, abriendo espacios de diálogo y acuerdo con las fuerzas políticas, económicas y sociales. Se han sostenido de forma cerrada, casi secreta, las decisiones de la política exterior y los acuerdos económicos, como los celebrados con Chevron, Repsol o el Club de París, sin que siquiera el Congreso Nacional (como lo indica la Constitución Nacional) pudiera tener acceso a la información y a la opinión institucional sobre la marcha del país, dejándolo relegado a un papel secundario y funcional.
ACUERDO: Quienes se encuentran hoy en la conducción del gobierno terminarán su mandato aproximadamente en 18 meses. Es imprescindible que cualquier decisión se tome en el marco de un acuerdo transparente e institucional con los partidos políticos nacionales, que los compromisos que se asuman aseguren la sostenibilidad de los acuerdos en consenso; así como es imprescindible la convocatoria para el acuerdo de todos los gobiernos de Provincia por el impacto que las decisiones tienen dentro de los propios procesos de endeudamientos locales y sus consecuencias sociales en la población de cada territorio.
PREVISIBILIDAD: A 18 meses del cambio de Gobierno, la República Argentina tiene por delante una negociación clave con acreedores de su deuda pública cuyas consecuencias viviremos los argentinos por décadas. El acuerdo que surja de esta situación debe ser compatible con las posibilidades de desarrollo económico y social de la Nación y tener suficiente apoyo político para garantizar su legitimidad. Argentina debe recuperar previsibilidad desde su política interna para poder ser confiable en el plano internacional, donde debemos buscar un mercado de inversiones para atender la cuestión social del empleo. Esa tarea no será el resultado de una decisión aislada de un gobierno, sino la construcción de una visión y un proyecto de país en el que se involucren todos sus actores políticos, económicos y sociales. Ese es el llamado que debe hacer hoy el Gobierno Nacional para avanzar en un marco de negociación necesaria y duradera, aun sabiendo que nos encontramos frente a un proceso de ejecución de sentencia con escasos márgenes de acción. Debemos lograr un acuerdo sobre la deuda con el pasado, con tanta firmeza como hay que pensar en la construcción de un futuro con condiciones de igualdad y dignidad para todas las personas. Un buen gobierno debería estar en condiciones de garantizar ambos resultados.
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